8 ago 2011

No olvidar la salud mental


Por Ronald Gamarra

La salud mental es un aspecto fundamental de la salud que no se subraya lo suficiente. Sea que no se tiene conciencia debida de lo que significa, o porque no circula suficiente información, o porque pesan demasiados tabúes y prejuicios al respecto, el hecho es que se tiende a soslayar y subestimar el impacto de los problemas de salud mental en la vida de cada persona y de la sociedad. El suicidio reciente de una adolescente en el local de su propia escuela y en la vecindad de sus compañeras debería alertarnos sobre la desesperación y soledad que rodean a quienes padecen enfermedades indebidamente menospreciadas como la ansiedad y la depresión.

Los prejuicios juegan un rol particularmente negativo pues, a menudo, los problemas de salud mental ni siquiera se reconocen como una realidad. Muchos piensan, y lo dicen, que los problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión y otros, son solo debilidades del carácter. No admiten que puedan representar una enfermedad que exige atención especializada. Igualmente numerosos son quienes creen que estas son “enfermedades de la burguesía” –es decir, fruto del ocio y el engreimiento– y que ellas no existen en los sectores populares porque los pobres “no pueden darse el lujo de deprimirse”.

Cuán equivocados están quienes piensan así. No saben, o no quieren ver, que la gente que padece problemas de salud mental auténticos y no fingidos vive cada día enfrentando la vida como si fuera el último, y para muchos, efectivamente, puede ser el último: la tasa de suicidios en curva ascendente es prueba de ello. Y aquello de que los pobres no sufren ansiedad o depresión es un mito cruel: la diferencia es que casi siempre los pobres deben enfrentar su padecimiento sin posibilidad de ayuda médica e, incluso, sin que nadie, ni siquiera su entorno familiar, reconozca que sufren y que su sufrimiento tiene una definición en la literatura médica.

El nuevo gobierno debe retomar el impulso que el Estado tuvo hace algunos años cuando se elaboró el Plan Nacional de Salud Mental y ponerlo entre sus prioridades, para avanzar en medidas concretas que den la posibilidad de lograr atención a quienes carecen de ella, que representan enormes sectores en nuestro país, así como alentar la comprensión y el apoyo de la comunidad. La buena noticia es que en las últimas décadas la medicina psiquiátrica y la psicología han avanzado enormemente en el desarrollo de terapias y medicamentos. El desafío es poner estos progresos al alcance de las personas que los necesitan.

Artículo de Ronald Gamarra publicado en La República.

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