17 nov 2017

Pararlos ahora, por Ronald Gamarra

"A estas alturas, ya está claro para todos que Keiko Fujimori mintió descaradamente cuando negaba haber recibido financiamiento de Odebrecht".

Las recientes declaraciones tomadas a Marcelo Odebrecht, capo de la transnacional brasileña de la construcción, especialista en asegurarse enormes contratos con una metodología de corrupción sistemática de autoridades y políticos al más alto nivel, confirman que, en el Perú, hay que limpiar a fondo y en todos lados, si realmente queremos adecentar las cosas. Pues casi todos los sectores políticos que ejercen poder, o esperaban hacerlo, recibieron y buscaron activamente la suya.

La corrupción, y no sólo la que propiciaba Odebrecht, está profundamente arraigada en nuestro país. Y al más alto nivel. Desde allí se expande y da el peor ejemplo a todo el país, pudriéndolo. Infectándolo. Ulcerándolo. Forma parte ya del modus operandi de políticos cínicos y mentirosos, que con la cara más dura proclaman ser honrados, cuando en realidad encabezan grupos de operadores con larga experiencia en agenciarse cuantiosos fondos de origen sucio. Su comisión por los negociazos que hacen cuano son gobierno.

Limpiar a fondo se convierte en una tarea ineludible, si de veras queremos purgarnos de esta infección generalizada, que puede convertirse en terminal para la república si no se le pone atajo ahora, condenándonos a ser un estado definitivamente fallido. Limpieza a fondo, en todos los sectores y a todo nivel, empezando por los más altos. De lo contrario, simplemente haremos lo que hacen los negligentes o los cínicos: esconder la basura bajo la alfombra. Pero la basura se queda y sigue creciendo.

El problema para poder limpiar es la fragilidad de nuestras instituciones de justicia, infiltradas y carcomidas ellas mismas por la corrupción y presionadas activamente por los políticos actualmente en problemas. Felizmente, en medio de esa debilidad, hay actualmente a la cabeza del Ministerio Público y del Poder Judicial valiosos magistrados con una trayectoria limpia, en quienes podemos confiar y de quienes podemos y debemos  esperar acción a la altura de las circunstancias. 

Es allí donde la sociedad civil debe asumir activamente el rol de apoyar y reforzar los esfuerzos que se desarrollan  dentro de las instituciones de justicia para avanzar en las investigaciones  sobre la corrupción. Porque los políticos corruptos ya están activamente, desde hace mucho, en la tarea de minarlas y someterlas por completo para evadir ser investigados  y eventualmente juzgados, como tendría que ser. No permitamos que ellos se salgan con la suya.

Es lo que trata de hacer en este momento el fujimorismo. A estas alturas, ya está claro para todos que Keiko Fujimori mintió descaradamente cuando negaba haber recibido financiamiento de Odebrecht. El capo de la transnacional la desmintió rotundamente, según las versiones  que han trascendido de sus declaraciones en Brasil. Si la justicia se aplicara por igual en nuestro país, Keiko Fujimori y Alana García deberían ya estar presos como lo está Ollanta Humala y lo estará Alejandro Toledo, cuando sea extraditado.

Por eso se quieren bajar a la mala y cuando antes al Fiscal de la Nación Pablo Sánchez, y con él a los fiscales que activamente y con independencia  funcional están avanzando en las investigaciones. Y están desesperados porque, además, Keiko tiene otra investigación abierta en el Ministerio Público por lavado de activos, junto con Joaquín Ramírez, secretario general de su partido y su mano derecha durante la campaña electoral del 2016, un tipo que de la noche a la mañana pasó de cobrador de combi a magnate y financista de Fuerza Popular.

A limpiar a fondo y en todos los sectores, en todas partes, empezando desde arriba y, si es necesario, desde la propia presidencia de la república. De nada valdría una limpieza parcial o partidarizada: meter en la cárcel a Ollanta Humala, para que luego gobierne Keiko, que ya está claro que es la versión actualizada y mejorada de su padre, Alberto Fujimori, que encabezó el gobierno más corrupto de nuestra historia, a quien, precisamente ahora, en tiempos en que hay que dar lucha a fondo contra la corrupción, algunos inefables pretenden indultar.

Alerta con la arremetida fujimorista contra el Fiscal de la Nación, a quien tratarán de destituir muy pronto en base a dos "acusaciones constitucionales" que son un auténtico mamarracho, majaderías carentes de todo fundamento jurídico y de hecho, pero que tratarán de imponer con la fuerza de su mayoría parlamentaria y la complicidad del APRA y algunos oportunistas. Este intento no debe pasar. Permitirlo sería como aceptar el regreso del Ministerio Público a los tiempos de Blanca Nélida Colán, la comadres de Montesinos.

Alerta con la ofensiva fujimorista más general aun contra las instituciones que no se someten a su control. En particular contra el Tribunal Constitucional, cuatro de cuyos magistrados afrontan también acusación constitucional  para ser destituidos, por haber puesto en orden una sentencia que irregularmente declaraba, sin el número de votos requerido, que no había lesa humanidad en la msacre de El Frontón.

El colmo. ¿Creen que alguien en el mundo ls va a creer que no hubo lesa humanidad en aquella masacre, con sus casi cien muertos , la mayoría ejecutados, sin contar con los más de cien muertos ejecutados el mismo día en el penal de Lurigancho? La gente que sostiene esta barbaridad tiene la conciencia bien dura y cínica, pero les importa un bledo, y en base a este pretexto majadero, quieren descabezar de un solo tajo a la mayoría de magistrados del Tribunal Constitucional.

Paremos esta arremetida autoritaria contra las instituciones de justicia  que no dominan, arremetida de claro contenido golpista, que llevan delante para encubrirse y protegerse de toda posible investigación y sanción por los casos de corrupción en los cuales están involucrados.    


Notas relacionadas: "Chaveta contra el Ministerio Público", por Ronald Gamarra. 

Artículo de opinión de Ronald Gamarra Herrera publicado en Hidelbrandt en sus trece el viernes 17 de noviembre de 2017.

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